domingo, 21 de enero de 2018

"Meditación"

La palabra "meditación" es engañosa, porque induce a creer que durante este acto presencial, se debe "pensar atenta y detenidamente sobre algo". Así que, a falta de una palabra que indique de forma más certera aquello que la meditación es, la utilizaremos entrecomillada.

La "meditación" no tiene por objetivo iluminarte. La "meditación" no tiene por objetivo llegar a ser algo diferente a lo que ya eres.

La "meditación" tampoco tiene por objetivo llegar a ser lo que ya eres. "Llegar a ser lo que ya eres" es un oxímoron que puede hacerte a pensar que, de algún modo, no eres lo que ya eres.

La "meditación" no tiene por objetivo sentir aquello que eres, pues el objetivo nos hace errar la dirección del disparo.

Sentir aquello que eres. Eso es justamente la "meditación". Lo cual no debe ser entendido como un objetivo.


Beni Tengu.

sábado, 6 de enero de 2018

Polvo Mágico


Descubrí los polvos mágicos
al experimentar el sexo tántrico.

martes, 12 de diciembre de 2017

Take



"La aparición de setas sólo se da cuando la bajada gradual de temperatura comienza a estresar al hongo. Este, sintiéndose morir, inicia el crecimiento reproductivo, dando lugar a setas que generarán esporas con el fin de formar nuevo micelio y, por tanto, un nuevo hongo. Esto nos lleva a una conclusión incómoda: las setas son el órgano reproductor del hongo."

Extraído de: Cesta y Setas

miércoles, 11 de marzo de 2015

Muerte, perros y tantra


Aprendí los secretos del sexo tántrico en una tienda de campaña canadiense. Mi maestra fue la ayahuasca.
Todo comenzó durante una noche inmensa en la montaña, al pie de un olivo, en compañía de la muchacha que me amaba y a la que amaba. Pero antes de que la abuelita ayahuasca me mostrara los secretos del tantra sexual, ambos, mi pareja y yo morimos.
Recuerdo que la experiencia llegó al preguntar en silencio a mi maestra ayahuasca: "¿Qué será de nosotros?" Me refería, por supuesto, a mi relación con mi compañera, pero la abuelita me contestó sin palabra alguna, de una forma completamente inesperada: sentí como nuestros cuerpos se secaban en cuestión de segundos, quedando de nosotros sólo un par de cadáveres oscuros e inmóviles, momificados. Todo ocurrió en un momento, pero el tiempo pareció volverse eterno. Mientras tanto, todo a nuestro alrededor asemejaba más vivo y vibrante que nunca. Entendí lo que la abuelita trataba de decirme: "Al final os aguarda la muerte, así que no te preocupes por eso. Vive el instante presente."

Los perros de los alrededores, ladraban y aullaban en la lejanía. Yo no podía ni quería dejar de llorar. Mi amante tratando de decir algo hermoso, comentó: "le ladran a la luna", y yo, entre sollozos, sintiendo que la realidad era otra, dije: "Ladran desesperados. No soportan estar encerrados, separados unos de otros. Desearían tanto correr libres por el monte con esos a los que huelen y escuchan, y que sólo han visto al otro lado de una valla metálica. Aullan por no poder ser libres". -Eres grande- dijo ella. Y yo, sin poder parar de sentir la magnificencia de las enseñanzas que la ayahuasca me brindaba, dije: "¿Yo? No. Yo no. Ella lo es".

Hasta antes de aquella noche, como muchas otras personas, había creído que el sexo consistía en practicar el coito hasta llegar al orgasmo y eyacular.
Aquella noche descubrí que la sexualidad es un paraíso sin fin. Que una eternidad de goce puede acontecer en un centímetro de piel. Que la sexualidad es aroma, tacto, sonido, comunicación, poesía divina, goce sin límites, risa, canto, danza y juego. Un espacio-tiempo en el que explayarse. Un pasatiempo maravilloso con el que expandirse hacia lo profundamente diminuto, y contraerse hacia lo inmensamente grande.

Beni Tengu.